V. S. PALMA Un estudio elaborado por el historiador Bernat Oliver sobre patrimonio marítimo arroja una cifra demoledora. En los últimos 14 años, la flota de embarcaciones menores de la isla se ha visto reducida en un 43 por ciento, lo que pone en grave peligro la existencia de estos botes, llaüts y pateras que forman parte de la tradición mallorquina.
El inventario, promovido por la dirección insular de Patrimonio y que fue presentado ayer por el conseller de Cultura, Joan Font, y por Biel Cerdà, responsable de Patrimonio del Consell, pone de manifiesto la necesidad de estudiar "más a fondo cada una de estas embarcaciones para así luego poder elevarlas a la categoría de BIC o Be Catalogat", subrayó Font que no descartó además que su departamento subvencione el mantenimiento, la conservación y la restauración de algunas de ellas.
"Este estudio es una herramienta útil y necesaria porque los anteriores inventarios habían quedado completamente obsoletos", explicó Oliver, que detalló que en torno al diez por ciento de las embarcaciones censadas no han podido ser incluidas dado el difícil acceso a algunos amarres y la facilidad de movilidad de las barcas.
Biel Cerdà, por su parte, explicó que en breve se negociará con Puertos y con clubes náuticos para tratar el tema de las tasas y poder así agrupar a todos los propietarios.
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