DAVID GARCÍA - BUEU El astillero de Purro acaba de salvar, casi inesperadamente, su primer "matchball" o bola de partido. La decisión de la Xunta de Galicia, a través de la Dirección Xeral de Patrimonio, de iniciar el expediente para su inclusión en el Rexistro Xeral de Bens de Interese Cultural le concede una segunda oportunidad, una alternativa para su rehabilitación y musealización. La antigua carpintería buenense es la primera instalación de estas características que logra esta catalogación en Galicia y demuestra la creciente sensibilización con la conservación del patrimonio vinculado al mar y la pesca. El caso de Bueu es el primero en Galicia, pero no en el conjunto del Estado. Uno de los ejemplos más significativos es el conocido como astillero de Mendieta, emplazado en la pequeña localidad vizcaína de Lekeitio. Estas instalaciones fueron catalogadas en 2009 como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento por el Gobierno vasco y forman parte de un ambicioso plan de dinamización turística y económica promovido por el propio consistorio. La carpintería cerró en el año 1993 y supuso el final de un negocio familiar, transmitido de generación en generación y en diversas ubicaciones, durante más de cien años. Lekeitio, con una población de unos 7.500 habitantes, es un municipio con muchas semejanzas con villas costeras de Galicia como Bueu y con una gran dependencia de la pesca. Cuando esta actividad comenzó su declive, el ayuntamiento apostó por una vía distinta. "Teníamos un turismo muy estacional, pero también vimos que teníamos una gran cantidad de patrimonio marítimo, un casco histórico bien cuidado y otros recursos que podían ser de interés. Hay una serie de elementos que bien podían representar la cultura marítima de Euskadi y nos lanzamos a ello", explica desde el departamento de Desarrollo Económico Nekane Irusta. Así, el municipio emprendió una serie de proyectos como la recuperación del faro de Santa Catalina, convertido ahora en un Centro de Investigación de la Tecnología de la Navegación, o la de un barco de pesca de bajura para mostrar la vida de los marineros. Fue así como surgió la iniciativa de recuperar el astillero de Mendieta y abarcar otro ámbito más dentro del patrimonio cultural marítimo. "Es un lugar que estaba en buenas condiciones, con unas dimensiones considerables, pero que no estaba valorado", apuntan desde el ayuntamiento vasco. Aquí fue clave la implicación de entidades como la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y el Museo Naval de San Sebastián. Sus responsables, Socorro Romano y José María Unsain, elaboraron en 2008 un informe técnico valorando el astillero de Mendieta y lo definían como "un elemento de gran valor histórico y patrimonial; representa sin lugar a dudas un hito del patrimonio marítimo no solo en el ámbito local sino en el conjunto del litoral vasco y Cantábrico". Con ellos colaboró el investigador gallego Dionisio Pereira, primer presidente de la Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial. Él aseguraba en ese mismo informe que "es difícil encontrar en el Estado español un establecimiento tradicional de construcción naval en madera de estas dimensiones y con una tipología propia tan bien conservada". Al igual que en el caso de Bueu este astillero se levanta sobre dominio público y con una concesión de Costas del Estado. Esa autorización finaliza el próximo año y el Ayuntamiento de Lekeitio tiene previsto solicitar la renovación de la misma, pero a su nombre y para impulsar su recuperación y rehabilitación. "Es una joya y una pieza muy importante dentro de este puzle grande y ambicioso que queremos desarrollar con nuestro patrimonio marítimo", insisten desde del departamento de Promoción Económica. El objetivo es convertirlo en un centro de interpretación sobre la construcción naval y en el que guardar moldes, embarcaciones tradicionales del País Vasco y desarrollar actividades con grupos. En esa iniciativa el consistorio vizcaíno quiere contar con la colaboración de Albaola, una de las asociaciones más activas de Euskadi dentro de este campo. Este colectivo ya cuenta con una trayectoria de más de una década y comenzó trabajando en un pequeño astillero situado en Pasaia (Guipúzcoa), en el lado de San Juan y prácticamente en pleno centro de la localidad. Sus miembros desarrollaron una intensa actividad para "perpetuar la carpintería de ribera y las técnicas propias de construcción de Euskadi", un trabajo en el que han establecido contactos con diferentes expertos. Llegaron incluso a Cánada porque en las costas del país norteamericano descansan los restos de numerosas embarcaciones vascas, sobre todo bacaladeros, hundidos entre los siglos XV y XIX. Esa labor no pasó desapercibida para las instituciones vascas y hace apenas dos años la Diputación de Guipúzcoa le propuso a Albaola trasladarse y llenar de actividades las instalaciones de un astillero más grande, Ondartxo (que significa ´pequeña playa´) y que está en la ribera de San Pedro de Pasaia. Es el Centro de la Cultura Marítima, con una nave de 600 metros cuadrados y un espacio exterior similar. "Tenemos dos espacios: en uno tenemos los barcos de interés patrimonial que el Museo Naval de Donosti ha ido recuperando a lo largo de los años, donde están conservados, expuestos y en proceso de restauración. En el otro tenemos la carpintería de ribera, donde reparamos embarcaciones y hacemos réplicas de barcos históricos de Euskadi", explica el presidente de Albaola, Xabier Agote. La asociación cuenta con el apoyo decidido de la Agencia de Desarrollo Comarcal Oarsoaldea y forma parte del proyecto Dorna (Desarrollo Organizado y Sostenible de Recursos en Noroeste Atlántico, liderado por la Diputación de A Coruña). En Pasaia (Pasajes, en español) existe una importante colonia de gallegos y de hecho el pasado mes de diciembre el Museo do Mar de Galicia presentó allí el documental "Bueu, unha bota de altura". "Tenemos muchos vínculos con Galicia y gracias al proyecto Dorna pudimos visitar muchos astilleros gallegos. Conocemos el caso del de Bueu y nos parece genial que las instituciones gallegas apuesten por salvaguardarlo", asegura Agote. El presidente de Albaola pone un ejemplo bastante claro: "Hace unos quince años en una localidad vasca llamada Mendexa tiraron una instalación de esas características. Ahora se arrepienten de esa decisión y decidieron preservar el lugar y varar allí un barco como símbolo de lo que hubo". Agote cree que "actualmente existe una sensibilidad para recuperar este patrimonio y eso en buen signo", aunque puntualiza que "todavía estamos en una fase muy inicial y en ocasiones se hacen algunas chapuzas".