Almoguera comenzó a trabajar muy joven en la carpintería de su padre. «Mi abuelo lo que hacía eran puertas, ventanas y trabajos de casa», explica Pepe, el hijo de Julián. Según cuenta, su padre realizó sus primeros trabajos de carpintería de ribera, de forma autodidacta con 15 años.
El carpintero del mar. SUR.es:
Ha sabido unir tradición y modernidad. Desde que en 1984 construyera su primera jábega, la vida de Julián Almoguera Cañete ha estado ligada a la barca malagueña por antonomasia. Anoche, toda su dedicación y esfuerzo fueron reconocidos en un homenaje en el que se destacó la capacidad de innovación de este carpintero de 90 años.
La asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega le concedió la insignia de oro, como socio de honor, por actualizar la barca tradicional malagueña. El presidente del colectivo, Felipe Foj, recordó que Almoguera «bajó el peso de la embarcación y mejoró las líneas de agua para que fuera más suave». En definitiva, «ha creado una línea en este tipo de construcciones náuticas que ahora siguen muchos», y que han contribuido a que este tipo de embarcación «fuera utilizada para la competición», explicó.
Pero realmente fue a la vuelta de la instrucción en la Marina cuando montó su taller en la playa de Las Acacias, en el año 1944. Entonces construía veleros de competición. Con esta tarea prosiguió cuando emigró a Argentina, además de impartir clases en la universidad de ingenieros náuticos. A su regreso en el año 66, se instaló en Pedregalejo, de donde él es natural e impartió clases en los Astilleros Nereo durante siete años. En agosto de 1984 construyó su primera jábega con su hermano Antonio. Le dio el nombre de María Juliana y es la que actualmente se encuentra en La Cala del Moral. En el 91 llegó la segunda, en colaboración con su hermano Salvador y es la que ahora se halla en Huelin. La tercera y «su obra culmen», según sostiene su hijo, llegaría en el 98 y quedaría acabada para guardar en propiedad, en el 2003.
Relevo generacional
Además de estas tres que hizo al completo él, ha colaborado en la construcción de seis de las once jábegas que quedan en Málaga. Hasta hace un par de años, Julián continuaba yendo al taller para realizar algunas pequeñas tareas, pero la edad y el relevo generacional han dado por concluida una vida dedicada a la construcción náutica.
Ahora es su hijo Pepe el que dedica algunas horas de su tiempo a seguir la profesión de su padre. Pero actualmente, afirma, «no es algo que dé demasiado trabajo, solo por encargo», por ello continua a tiempo completo con el oficio de su abuelo, carpintero 'de lo blanco', como le llaman los entendidos, es decir, de puertas, armarios y ventanas, entre otros.
En la noche de ayer, Amigos de la Barca de Jábega quisieron rendir homenaje a Julián por la labor desempeñada. En un acto al que acudieron el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y la rectora de la Universidad de Málaga (UMA), Adelaida de la Calle, le impusieron el pin de oro y exhibieron una proyección que reflejaba distintos momentos de la vida Julián, para finalizar con una cena de socios, amigos y familia del homenajeado
El carpintero del mar. SUR.es:
Ha sabido unir tradición y modernidad. Desde que en 1984 construyera su primera jábega, la vida de Julián Almoguera Cañete ha estado ligada a la barca malagueña por antonomasia. Anoche, toda su dedicación y esfuerzo fueron reconocidos en un homenaje en el que se destacó la capacidad de innovación de este carpintero de 90 años.
La asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega le concedió la insignia de oro, como socio de honor, por actualizar la barca tradicional malagueña. El presidente del colectivo, Felipe Foj, recordó que Almoguera «bajó el peso de la embarcación y mejoró las líneas de agua para que fuera más suave». En definitiva, «ha creado una línea en este tipo de construcciones náuticas que ahora siguen muchos», y que han contribuido a que este tipo de embarcación «fuera utilizada para la competición», explicó.
Pero realmente fue a la vuelta de la instrucción en la Marina cuando montó su taller en la playa de Las Acacias, en el año 1944. Entonces construía veleros de competición. Con esta tarea prosiguió cuando emigró a Argentina, además de impartir clases en la universidad de ingenieros náuticos. A su regreso en el año 66, se instaló en Pedregalejo, de donde él es natural e impartió clases en los Astilleros Nereo durante siete años. En agosto de 1984 construyó su primera jábega con su hermano Antonio. Le dio el nombre de María Juliana y es la que actualmente se encuentra en La Cala del Moral. En el 91 llegó la segunda, en colaboración con su hermano Salvador y es la que ahora se halla en Huelin. La tercera y «su obra culmen», según sostiene su hijo, llegaría en el 98 y quedaría acabada para guardar en propiedad, en el 2003.
Relevo generacional
Además de estas tres que hizo al completo él, ha colaborado en la construcción de seis de las once jábegas que quedan en Málaga. Hasta hace un par de años, Julián continuaba yendo al taller para realizar algunas pequeñas tareas, pero la edad y el relevo generacional han dado por concluida una vida dedicada a la construcción náutica.
Ahora es su hijo Pepe el que dedica algunas horas de su tiempo a seguir la profesión de su padre. Pero actualmente, afirma, «no es algo que dé demasiado trabajo, solo por encargo», por ello continua a tiempo completo con el oficio de su abuelo, carpintero 'de lo blanco', como le llaman los entendidos, es decir, de puertas, armarios y ventanas, entre otros.
En la noche de ayer, Amigos de la Barca de Jábega quisieron rendir homenaje a Julián por la labor desempeñada. En un acto al que acudieron el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y la rectora de la Universidad de Málaga (UMA), Adelaida de la Calle, le impusieron el pin de oro y exhibieron una proyección que reflejaba distintos momentos de la vida Julián, para finalizar con una cena de socios, amigos y familia del homenajeado
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