Nuevo naufragio de los barcos de época · ELPAÍS.com:
El verano pasado el entonces presidente de Portos de Galicia, José Manuel Álvarez-Campana, inició los trámites para hacerse con una goleta de época cuyo coste de construcción ascendería a más de dos millones de euros, sin contar el gasto posterior en su mantenimiento. El revuelo político generado en torno a la utilidad del barco en plena crisis obligó a Álvarez-Campana a anular en febrero esa compra y sustituirla -para ayudar a las carpinterías de ribera gallegas, según dijo- por la adquisición de tres lanchas de menor tamaño pero también de época con un coste de unos 200.000 euros cada una.
Álvarez-Campana abandonó Portos de Galicia en julio, y el 27 de ese mismo mes, miércoles, tomó posesión Durán, quien apenas cuatro días laborables después, el martes 2 de agosto, firmó el acuerdo por el que el ente público dependiente de la Consellería do Mar renuncia a seguir con la contratación de una "embarcación arenera tradicional" similar a las usadas antiguamente en el río Anllóns. La lancha iba a tener un coste superior a los 200.000 euros (192.000 euros más IVA) y, según Portos, era la primera de las tres que sustituirían a la goleta de más de dos millones de euros, pese a que había sido encargada de forma paralela a la embarcación mayor. Sus otras doshermanas, cuyo proceso de compra no llegó a iniciarse, iban a ser otra lancha arenera para la ría de Betanzos y un lanchón para San Cibrao de similar coste.
La prisa de Durán por anular los últimos coletazos de uno de los proyectos más controvertidos de su antecesor contrasta con la lentitud con que había actuado Álvarez-Campana ante un expediente, el de la compra de la lancha, que contaba ya con dos informes en contra tanto de Intervención como de la Asesoría Xurídica de la Xunta. Esos dos informes negativos solo han trascendido ahora, una vez que Durán ha anulado el proceso, y permiten comprobar que el anterior presidente había seguido adelante con la contratación de la lancha pese a que al concurso convocado solo se había presentado un candidato, el astillero Hijos de José Garrido Vidal CB, que por sus características -su forma jurídica no es una sociedad sino una comunidad de bienes- estaba incapacitado para trabajar para la Administración.
El primer informe en contra de como se estaba desarrollando la compra de la lancha, de la Intervención Xeral de la Xunta, fue recibido por Portos de Galicia el 2 de noviembre del año pasado. En él Intervención dejaba clara su opinión "desfavorable a la adjudicación" de la lancha a la única oferta presentada "por carecer de personalidad jurídica las comunidades de bienes, requisito exigido en el artículo 43 de la Ley de Contratos del Sector Público, para contratar con dicho sector".
Pese a esa primera negativa de Intervención, Portos solicitó un segundo informe a la Asesoría Xurídica de la Xunta en el que se ratifica que "no cabe considerar que la denominada comunidad de bienes pueda contratar con la Administración".
Con dos negativas sobre su mesa, el número dos de Portos, su director José Ignacio Villar, emitió una "propuesta de desistimiento" del proceso de contratación el 28 de enero en la que deja claro que se había producido "una infracción no subsanable de las normas reguladoras del proceso de adjudicación". Sin embargo su superior, Álvarez-Campana, todavía estuvo desde entonces cerca de medio año más en el cargo sin refrendar la anulación del contrato, como le proponían su subordinado, Intervención y Asesoría Xurídica. Tuvo que ser su sucesor, José Juan Durán, el que menos de una semana después de asumir el cargo sepultase el proceso para adquirir la lancha llamada a sustituir la polémica goleta inicial.
El verano pasado el entonces presidente de Portos de Galicia, José Manuel Álvarez-Campana, inició los trámites para hacerse con una goleta de época cuyo coste de construcción ascendería a más de dos millones de euros, sin contar el gasto posterior en su mantenimiento. El revuelo político generado en torno a la utilidad del barco en plena crisis obligó a Álvarez-Campana a anular en febrero esa compra y sustituirla -para ayudar a las carpinterías de ribera gallegas, según dijo- por la adquisición de tres lanchas de menor tamaño pero también de época con un coste de unos 200.000 euros cada una.
Álvarez-Campana abandonó Portos de Galicia en julio, y el 27 de ese mismo mes, miércoles, tomó posesión Durán, quien apenas cuatro días laborables después, el martes 2 de agosto, firmó el acuerdo por el que el ente público dependiente de la Consellería do Mar renuncia a seguir con la contratación de una "embarcación arenera tradicional" similar a las usadas antiguamente en el río Anllóns. La lancha iba a tener un coste superior a los 200.000 euros (192.000 euros más IVA) y, según Portos, era la primera de las tres que sustituirían a la goleta de más de dos millones de euros, pese a que había sido encargada de forma paralela a la embarcación mayor. Sus otras doshermanas, cuyo proceso de compra no llegó a iniciarse, iban a ser otra lancha arenera para la ría de Betanzos y un lanchón para San Cibrao de similar coste.
La prisa de Durán por anular los últimos coletazos de uno de los proyectos más controvertidos de su antecesor contrasta con la lentitud con que había actuado Álvarez-Campana ante un expediente, el de la compra de la lancha, que contaba ya con dos informes en contra tanto de Intervención como de la Asesoría Xurídica de la Xunta. Esos dos informes negativos solo han trascendido ahora, una vez que Durán ha anulado el proceso, y permiten comprobar que el anterior presidente había seguido adelante con la contratación de la lancha pese a que al concurso convocado solo se había presentado un candidato, el astillero Hijos de José Garrido Vidal CB, que por sus características -su forma jurídica no es una sociedad sino una comunidad de bienes- estaba incapacitado para trabajar para la Administración.
El primer informe en contra de como se estaba desarrollando la compra de la lancha, de la Intervención Xeral de la Xunta, fue recibido por Portos de Galicia el 2 de noviembre del año pasado. En él Intervención dejaba clara su opinión "desfavorable a la adjudicación" de la lancha a la única oferta presentada "por carecer de personalidad jurídica las comunidades de bienes, requisito exigido en el artículo 43 de la Ley de Contratos del Sector Público, para contratar con dicho sector".
Pese a esa primera negativa de Intervención, Portos solicitó un segundo informe a la Asesoría Xurídica de la Xunta en el que se ratifica que "no cabe considerar que la denominada comunidad de bienes pueda contratar con la Administración".
Con dos negativas sobre su mesa, el número dos de Portos, su director José Ignacio Villar, emitió una "propuesta de desistimiento" del proceso de contratación el 28 de enero en la que deja claro que se había producido "una infracción no subsanable de las normas reguladoras del proceso de adjudicación". Sin embargo su superior, Álvarez-Campana, todavía estuvo desde entonces cerca de medio año más en el cargo sin refrendar la anulación del contrato, como le proponían su subordinado, Intervención y Asesoría Xurídica. Tuvo que ser su sucesor, José Juan Durán, el que menos de una semana después de asumir el cargo sepultase el proceso para adquirir la lancha llamada a sustituir la polémica goleta inicial.
Convocatoria y negociaciones secretas
La decisión de Álvarez-Campana de encargar una goleta del siglo XIX estuvo envuelta en polémicas desde el primer día. Portos convocó el concurso sin informar públicamente de sus intenciones, algo inusual en una inversión de 1,8 millones de euros. El objetivo era apoyar a los astilleros de madera gallegos, una veintena, varios de los cuales se presentaron unidos al concurso.
Sin embargo, también se presentó al mismo un astillero vasco que amenazó con judicializar el proceso por entender que podía estar amañado para beneficiar a las carpinterías gallegas. Al tiempo, PSdeG y BNG cargaron fuertemente contra un gasto que consideraban poco justificado y contra la indefinición sobre el futuro del buque. Mientras, cargos del PP -Álvarez-Campana era y sigue siendo secretario de Organización de los populares coruñeses- anunciaban en San Cibrao, donde se iba a construir la goleta, decisiones que todavía no habían sido tomadas oficialmente por la Xunta. Posteriormente trascendió que Portos había negociado en secreto la contratación a dedo por 235.000 euros de la nave en la que se construiría el buque.
Las sucesivas polémicas obligaron a Álvarez-Campana a anunciar el 4 de febrero en el Parlamento la anulación de la goleta y su intención de sustituirla por otras tres embarcaciones de menor tamaño. Tras esa marcha atrás, Portos anula ahora por motivos 'técnicos' -los informes contrarios de Intervención y Asesoría Xurídica- el proceso para construir la primera de las tres lanchas, pero tiene aún sin responder varias preguntas parlamentarias formuladas por los socialistas al respecto el pasado 15 de junio. Dos meses y medio después de que el PSdeG le realizase esas cuestiones y un mes después de anular el proceso, Portos aún no ha dado cuenta vía parlamentaria de a qué iba a destinar las tres lanchas y cuánto costaría su mantenimiento.
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