Sálvora se convierte en reserva de la amenazada raza caballar gallega:
Los caballos de pura raza gallega ya tienen su propio paraíso, la isla de Sálvora, que conserva en sus 190 hectáreas un legendario pasado de cría de ganado porcino, caballar, asnal y mular, y una no menos admirable historia de heroísmo, el mostrado por sus habitantes el 2 de enero de 1921, cuando no dudaron en retar a un temporal para hacerse al mar en sus dornas para ayudar a los náufragos del buque Santa Isabel, que se hundió en sus costas. Ahora, la emblemática isla de Ribeira, perteneciente al Parque Nacional das Illas Atlánticas, se ha convertido en reserva de la amenazada raza autóctona caballar. A finales de septiembre, la Asociación Equina de Galicia y la Asociación Pura Raza Cabalo Galego vieron hecho realidad un sueño perseguido durante diecisiete años.
Hasta hace un mes, en la isla tenían su hogar nueve caballos mestizos con serios problemas debidos a la consanguinidad. Un grupo formado por 35 personas, entre ganaderos y miembros del Parque Nacional das Illas Atlánticas, realizaron junto a la playa del muelle el curro más singular de la historia para sacar a esos ejemplares de la isla y convertir en nuevos habitantes a cuatro yeguas y a un semental, todos ellos registrados en el libro genealógico de razas y en cuya selección colaboró la Asociación Cabalo Galego.
Las entidades promotoras de la iniciativa dicen que además de lograr un hábitat adecuado para la supervivencia de una especie amenazada, los caballos también contribuirán beneficiosamente a la isla colaborando en la conservación de su biodiversidad y en la conservación del paisaje.
Control del sotobosque
Uno de los integrantes de las asociaciones que participan en esta experiencia pionera, Xacobo Pérez, definía a los equinos como «bombeiros voluntarios» porque al alimentarse de masa arbustiva ayudan al control del sotobosque.
Aunque lejos de tierra, los cinco ejemplares están perfectamente localizados mediante unos collares equipados con un dispositivo GPS controlado mediante satélite. Cada seis horas se supervisa la actividad de la manada para conocer sus costumbres. Xacobo Pérez explica que la mayor parte del tiempo la pasan en la playa de Lagos, una de las de la isla, y por ahora no se han acercado ni a la zona del faro ni al bosque de eucaliptos que hay en el espacio protegido.
Las asociaciones caballares están a la espera de la firma de un convenio con la Xunta, ya que cada dos años será preciso cambiar al semental para que no se cruce con sus hijos y, anualmente, efectuar un curro para retirar a los potros machos y dejar únicamente a las hembras que cumplan los parámetros de la raza.
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