Homenaje a los viejos balandros de las rías - Faro de Vigo:
Portaban arena, madera y tejas elaboradas en "telleiras" como las que se bañan en el Complejo Intermareal Umia-O Grove y remontaban el Ulla cargados de mercancía. Aquellos galeones, también llamados balandros, se movían con la fuerza del viento y sus velas avanzaban majestuosas por rías como la de Arousa. El poliéster, el hierro e incluso las embarcaciones de madera dotadas de motores y modernas tecnologías, condenaron para siempre a aquellas naves que formaban parte del día a día de los arousanos. Ahora toca recuperarlas, aunque sea para los museos.
Los viejos galeones de las rías se pudrieron irremediablemente en diversos puntos del litoral o fueron desguazados a medida que el poliéster y el hierro ganaban terreno a la carpintería de ribera de toda la vida.
Ahora, las embarcaciones tradicionales y la construcción en madera se han convertido en un elemento y un oficio a proteger, con enorme presencia en lugares como el Museo de la Pesca y la Salazón de Punta Moreiras.
Es allí donde el Concello de O Grove no solo rehabilitó viejas fábricas salazoneras e instaló un amplio espacio expositivo, sino que incorporó un buen puñado de naves con las que se pretende sentir en todo su esplendor el peso de la cultura marítima tradicional.
Una de ellas es el "Jandro", un antiguo galeón o balandro que el Concello ha restaurado en los últimos años para salvar su esqueleto con madera de roble y pino, pero que, como se explicaba hace días, ahora quiere recuperar por completo.
Maíz, peces y barro
El "Jandro" puede convertirse, por tanto, en la imagen que muestre a generaciones venideras el papel de aquellos barcos panzudos y de poco calado que transportaban arena, tejas, madera, vino, pescado, barro, maíz y todo tipo de productos, surcando las rías aparejados con velas como la "cangreja" hasta bien entrado el siglo XX.
Así se explica en la memoria justificativa elaborada por el Concello para solicitar una subvención con la que se culmine la restauración del "Jandro", estratégicamente situado al lado de la fábrica de salazón reconstruida en Punta Moreiras y convertida en una verdadera joya patrimonial.
Es una especie de monumento para recordar para siempre aquellas manejables embarcaciones cuya tripulación apenas llegada a tres personas que solían tener un arqueo aproximado de 15 toneladas, unos 13 metros de eslora, 4 metros de manga y 1,5 de puntal; si bien es cierto, explica José Luis González Escalante, el director del museo, que algunos -los que navegaban más lejos- llegaron a alcanzar los 20 metros de eslora y las 30 toneladas.
Fue a partir de la década de los cuarenta cuando poco a poco se introdujeron "pequeños motores de explosión de hasta 60 caballos de potencia", aunque conviviendo con el velamen, que resistió hasta los últimos días de los galeones.
Dicen los entendidos en la materia que "era muy habitual que los viajes se prolongaran, y que las estancias en puerto fueran de varios días, bien esperando la carga o descarga o a causa del estado de la mar, por eso se habilitaban camarotes, a proa para los marineros y a popa, para el patrón, haciendo el rancho a bordo y compartiéndolo con los marineros de los puertos visitados".
Con el tiempo estos barcos se convirtieron en objeto de estudio etnográfico, por considerarse que favorecieron la comunicación entre los habitantes de las rías y su subsistencia diaria.
De ahí la importancia de acciones como la rehabilitación del galeón "Jandro" en el Concello de O Grove, donde también quieren rendir homenaje a las embarcaciones tradicionales con la construcción del centro de interpretación de la carpintería de ribera, que como se recordará está previsto instalar en la plaza de O Corgo y cuyo edificio central tiene la forma, precisamente, de un antiguo galeón, con la quilla hacia arriba.
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