Una cincuentena de regatistas de la ARC, la travesía transoceánica que desde hace varios años une Gran Canaria con el Caribe, comprobaron ayer en el muelle deportivo las dificultades que tiene manejar un bote de vela latina. Los primeros aprietos no vieron como cabía esperar de las olas sino del idioma, ya que los monitores de la Federación de Vela Latina tuvieron que tirar de la destreza de alguno de los participantes para explicar en inglés cómo había que manejarse en el bote. Minutos antes, los navegantes, que el próximo domingo zarparán hacia Santa Lucía, celebraron la ceremonia de izada de banderas.
LOURDES S. VILLACASTÍN
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Tres botes de vela latina pusieron ayer a prueba la destreza de una cincuentena de navegantes que participan en la regata ARC, que saldrá el próximo domingo rumbo a la isla caribeña de Santa Lucía. La actividad, que se desarrolló en el muelle deportivo y que fue promovida por el Ayuntamiento de la capital y la Federación de Vela Latina Canaria -que ya está en las redes sociales-, fue un bautizo de mar en toda regla antes de atravesar el Atlántico.
Las primeras dificultades no vinieron de la mar, sino del idioma al tener los monitores de la Federación de Vela Latina Canaria que echar mano de alguno de los participantes -la mayoría eran ingleses y holandeses- para explicar en inglés que cámaras fotográficas, billeteras y zapatos no son aptas en este tipo de barquillas singulares en el que la fuerza y la habilidad de los navegantes son fundamentales para contrarrestar el peso del palo y la vela en la embarcación.
Los 49 regatistas, entre los que había algunos niños pertrechados con salvavidas, no se echaron atrás y ninguno abandonó las embarcaciones, que tuvieron que salir varias veces a la mar ante la curiosidad de navegar en un barca más tradicional.
Iván Cruz, miembro de la federación, explicó que el bautizo tenía como objetivo enseñar a los veleristas "a regatear" y a conocer la vela latina canaria. Para completar su primera salida al mar, los participantes de la regata tuvieron ocasión de visitar una muestra fotográfica sobre este deporte autóctono en la sede de la federación, en el que también se han incluido aparejos, menciones deportivas, un vídeo sobre el proceso de construcción de una barquilla y una maqueta de un bote que estuvo expuesta en las Olimpiadas de Múnich de 1972. También disfrutaron de un enyesque de lo más variado.
La exposición estará abierta también el próximo domingo, durante la fiesta que se organizará en el muelle para despedir a los 230 veleros que participan en la edición número 27 de la ARC.
La regata transoceánica inició ayer al mediodía su cuenta atrás con el desfile e izado de banderas, que se celebró en el muelle deportivo. Al acto asistieron el presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Ibarra; la concejala de Ciudad del Mar, Mimi González; el impulsor del evento, Jimmy Cornell; el consejero insular de Turismo, Melchor Camón; y el director general de World Cruising Club, Andrew Bishop. El inglés se impuso en la ceremonia y todos ellos desearon a los regatistas un buen travel.
Entre los regatistas que levantarán anclas en pocos días un grupo de 11 italianos, procedentes de Milán y Brescia -participan 16 veleros italianos en la regata-, que pondrán rumbo al Caribe en dos barcos. En el Camoni viaja Mónica Felber, la única mujer junto a cinco marineros, todos amigos y aficionados al mar. En el Caryali, Stefano Dana y su mujer, Carole, junto a una pareja de amigos, su gato Polpetta y un joven sueco de 22 años contratado en la capital para ayudarles durante la travesía.
Para los 11 marineros es su primera aventura transoceánica y sin haber puesto aún rumbo a la mar destacan la organización del evento. También lo que les ha impresionado la isla, aunque no han tenido mucha oportunidad de visitarla. Ya tienen el cosquilleo del "miedo" en el cuerpo.
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