MANUEL MÉNDEZ - AROUSA Hace días los responsables de la Escuela de Vela O Grove comprobaron como la podredumbre empezaba a apoderarse del bauprés de la goleta Raquel C, una de las naves más hermosas de cuantas navegan en aguas gallegas.
La situación hizo que en el puerto grovense en el que amarra se pusieran manos a la obra de inmediato, de tal forma que en menos de una semana este barco escuela ya luce su nuevo bauprés.
Semanas antes, la Asociación de Amigos da Dorna Meca habían aplicado un profundo proceso de reparación y mantenimiento, tanto en su sede como en algunas de sus embarcaciones más emblemáticas, entre las cuales destacan las dornas y los racús.
Estos dos casos sirven para presentar una actividad que en esta época del año resulta intensa. Y es que tanto en otoño como ahora, cuando la navegación es más complicada y hay que esperar tiempos mejores, tanto armadores como clubes, particulares o colectivos de todo tipo se emplean a fondo en la reparación de su flota.
Otro ejemplo, también en O Grove, es el de Miguel Míguez y el carpintero de ribera Carlos Fernández, que desde hace semanas construyen una dorna tabla a tabla, o lo que es lo mismo, de manera totalmente artesanal. La nave, que pronto estará lista, aunque no cobrará todo su esplendor hasta que el tiempo mejore, en primavera, está tan avanzada que ya es posible apreciar su fantástica estampa.
Como fantástica resulta la imagen del balandro Evangelina I, un barco de dos palos y singulares características que amarra en el Club Náutico de Rianxo y actualmente también está en tierra, sometiéndose a las necesarias labores de mantenimiento. La Evangelina I, situada ahora a las puertas de los astilleros, es una impresionante construcción de madera que data de 1912 y tiene casi 19 metros de eslora, 5 metros de manga y 1,65 metros de puntal. Arbolado con dos mástiles construidos al estilo de la época y velas cuadradas, el barco fue desarbolado en los años sesenta, para ser sometido hace apenas un lustro a un profundo proceso de restauración, para devolverle su imagen original.
Todo lo apuntado es solo una muestra de la frenética actividad que se vive en los puertos, y especialmente en Arousa, donde el protagonismo de los carpinteros de ribera es absoluto. Esto parece justificar más si cabe el proyecto que apuesta por construir en O Grove un centro de interpretación e investigación centrado en ese carpintería de ribera que forma parte de la historia de Galicia, pero que está llamada a jugar un papel importante también en su futuro.
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