«Es bien conocido el vínculo sagrado entre la mar y los habitantes de la bahía de Pasaia, pero pocos conocen el verdadero calado del trabajo en la mar». Así lo manifiestan los responsables de la Agencia de Desarrollo Comarcal Oarsoaldea, quienes recuerdan que de esta interrelación han surgido a lo largo de la historia un sinfín de oficios que ponen de manifiesto la dedicación marítima de los habitantes de la bahía.
«Trabajos hoy en día considerados casi artesanales, pero que fueron la base de una economía fundamental para el desarrollo de las poblaciones ribereñas. Aún hoy, y a pesar del poco conocimiento del sector, hay dos asociaciones, Albaola e Itsas Gela, que aúnan esfuerzos con el único objetivo de que la estela del patrimonio marítimo no se difumine», señalan desde el citado ente que agrupa a los ayuntamientos de Errenteria, Lezo, Oiartzun y Pasaia.
No exageran. Visitar el Centro de la Cultura Marítima Ondartxo, lugar que ocupaban los antiguos astilleros Azkorreta, es tener una cita con la historia. «Una historia de constructores, de cazadores de ballenas, de técnicas de navegación y de travesías, que un día convirtieron a los vascos en potencia mundial y de la que apenas quedan vestigios», indican.
Desde la investigación a la navegación, pasando por la construcción de embarcaciones tradicionales, utilizando como antaño, los mismos materiales y herramientas. El resultado de esta difícil y ardua tarea se traduce en la visita a Ondartxo que acoge más de treinta embarcaciones tradicionales y que permite contemplar todo ese proceso de reconstrucción y restauración.
Hasta el próximo 30 de septiembre, el horario de visitas de este centro será, de miércoles a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 16.00a 19.00 horas, y los domingos, de 10.00 a 15.00. Para más información, los interesados pueden llamar al número de teléfono 943 39 24 26 o mandar un email a la dirección de correo electrónico albaola@albaola.com.
El 'Mater', el primer barco museo de Euskadi, es un atunero tradicional que, tras años de actividad, ha sido conservado y acondicionado como un museo «nada convencional», ya que «no se limita a la simple visita de sus instalaciones y explicación de sus técnicas de pesca». Es el marco de innumerables actividades; talleres marinos, travesías, noches marineras, itinerarios ambientales que le permiten a niños y mayores sentirse protagonista de una historia, «como un auténtico lobo de mar». Pero no todo acaba ahí, en tierra firme también existe la posibilidad de recorrer la bahía y de realizar paseos por Ulia y Jaizkibel.
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