La carpintería naval en madera lucha contra el olvido en Boiro:
Los carpinteros de ribera están hechos de otra pasta. Sus manos hablan de esfuerzo y superación. La construcción de un barco de madera es un trabajo que requiere sabiduría y experiencia en grandes dosis. En definitiva, tener la mente de un ingeniero y la destreza de un artesano que mima el detalle. Astilleros Triñanes lleva desde los años setenta luchando para que esta profesión no se pierda. A lo largo de todo este tiempo, en el que la modernidad y las nuevas tecnologías todo lo envuelven, han sabido adaptarse sin dejar de lado la esencia de un oficio que enamora. El olor de la madera embauca en este taller de O Chazo (Boiro) donde no parece habitar el olvido.
Gerardo Triñanes cogió el testigo de su padre, un emigrante en Noruega retornado, y consiguió elevar el negocio: «Cando era mozo non vía futuro neste traballo; cautivoume pouco a pouco». Su saber hacer es incalculable y trata de que los jóvenes sientan también esta pasión ofreciendo charlaS. Una de sus últimas visitas fue al instituto politécnico de Santiago.
Aunque los alumnos no lo crean, antes de esta crisis otra enorme atacó a este sector. Fue cuando se introdujo el poliéster en la construcción naval. Triñanes asegura que entonces comenzaron a desaparecer muchos de los pequeños astilleros de la costa gallega. A partir de entonces, este emprendedor decide incorporar nuevas tecnologías para tratar la madera. Afirma que un barco construido con este material gana en seguridad, estabilidad y también navegabilidad: «É mellor en moitos sentidos, tamén no mediambiental», dice Triñanes.
Un racú de recreo
Una de las novedades de este astillero es haber incorporado la tipología del racú para crear una embarcación de recreo. Este negocio de Boiro no para de recibir reconocimientos, al igual que la Asociación Galega de Carpintería de Ribeira (Agalcari), entidad que preside Triñanes. Las paredes se quedan pequeñas en el taller para colgar todos los recortes de prensa que han protagonizado. Y todavía queda mucho mar que navegar.
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